sábado

Especial: Iron Maiden en Ferro

Lamentablemente, al ser nativos de estas pampas, la visita de una banda como Iron Maiden a nuestro país se da cada 5 años mas o menos, así que cualquiera a esta altura puede ser la última...Y ésta tal vez la sea. Llegados en avión propio, piloteado por cantante propio, la banda vino en el marco de su mega gira "Somewhere back in time", dedicándose de lleno en su mejor etapa creativa.
Da gusto llegar a un estadio como el de Ferro y caminar a la par de miles de remeras negras, ya de por sí ir a un concierto es como un ritual, pero esta caravana maideneana regada con alcohol y reencuentros emociona.

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Sin soportes nacionales, la apertura estuvo a cargo de la banda de Lauren Harris, la hija del groso, que hizo su peculiar estilo (definido como "rock/powerpop/metal" en su Myspace) bajo una moderada lluvia de zapatillas, papelitos y monedas, como le pasara a Tristemente Célebres junto a Judas Priest. Realmente olvidable su show, aunque todos nos fuimos soñando con ducharse con ella.

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Media hora después la Doncella salía con su arsenal, que esta vez no fue un depliegue de pirotecnia de la san puta, sino la lista de temas. Con el estadio a oscuras, las dos pantallas laterales comenzaron a pasar el video con el discurso de Churchill y las imágenes de combates aéreos de la Segunda Guerra Mundial...Y sí, abrieron con Aces high, con la monada alcanzando el orgasmo ya en el primer tema. Siguieron Revelations y 2 minutes to midnight, sin descanso, con el Dickinson de siempre (o sea, con hormigas en el culo todo el tiempo), que para el cuarto tema se puso un uniforme rojo y enarboló la bandera británica (CHAN!), pero a continuación trataremos a fondo la interpretación de The trooper. Todo el mundo tragó saliva por el momento, arriba del escenario también, por eso no desentonó un melancólico Wasted years. De todas maneras, pelaron de la galera un Rime of the ancient mariner...Dios, estos momentos hacen levitar a cualquier humilde mortal. Nunca creí poder escuchar este tema en vivo, pensaba que solo me quedaba ver el DVD Live after death y ver la bruma sólo a través de la pantalla.

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Y encima le pegaron Powerslave, con Bruce y su máscara. Heaven can wait, Can i play with madness, The number of the beast, un clásico tras otro, Moonchild y The clairvoyant, los dos únicos que hicieron de Seventh son of a seventh son, un lujo que los ingleses no sé por qué mierda no se lo permitían desde hace años. Infaltable el tema que no dejan de tocar desde 1978 mas o menos, Iron maiden, donde apareció fugazmente el Eddie "robótico-musculoso" de Somewhere in time, como de 4 metros de altura. El show iba llegando a su fin, con el hitazo Fear of the dark (el único tema que hicieron de los 90`s), Run to the hills y Hallowed be thy name.
En resumen, y mas allá del glorioso setlist, un típico show de la Bestia, que si bien fue harto contundente, tuvo un frío de rutina bastante evidente. El Dickinson inquieto de siempre, que grita "Sream for me"...(y agregar el lugar visitado), el Dave Murray sonriente, el Adrian Smith gordo y con calco hippie en la viola, el Janick Gers con la guitarraa para arriba, el Nicko McBrain feo como siempre y el Steve Harris virtuoso que construyó a la banda ladrillo por ladrillo, desde 1975. Yo le pongo un 10, y lo considero superior al del 2004, que también fue un caño.

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La bandera de la discordia

El 13 de enero del 2001 la Doncella de Hierro tocó en la cancha de Vélez junto a Halford, en plena gira del regreso de Dickinson, y al tocar The trooper, éste hizo lo que acostumbraba en la mayoría de los shows, enarbolar la bandera de Gran Bretaña durante la interpretación. Prácticamente la totalidad del público repudió a viva voz el hecho. El cantante, visiblemente enfurecido contraatacó: "Tírenme una bandera argentina y la cuelgo sin problemas en lugar de la inglesa", "Esto no se trata de ningún puto mensaje de nacionalismo de mierda, es simplemente una canción llamada El soldado, ¿entienden?". Y no, la gente no entendió.
El 11 de enero de 2004 tocaron también en Vélez, y en el marco del "Dance of death tour" hicieron The trooper, pero sin el estandarte.
Ayer, en el momento que se repitió la escena del 2001, podemos decir que sólo la mitad del público repudió la acción. Sinceramente yo no participé, porque entiendo que es una teatralización de la letra de la canción. Sé obviamente que en 1982 hubo una guerra, concretada por la cúpula militar que dominaba nuestro país y por la primer ministra británica, que tenía elecciones próximas y le venía excelente cualquier conflicto bélico, para exacerbar un sentimiento de patriotismo que finalmente le permitió seguir en el poder. Casi ningún inglés conocía las islas Malvinas hasta ese momento, y actualmente les chupa un huevo que sean de ellos o nuestras.
Debo admitir que me corrió por dentro esa cosita de ver una bandera imperialista flameando en mis narices, pero soy fan de Maiden y entiendo por qué lo hacen. Nací en Argentina, pero no siento ese nacionalismo que tiene el metalero argentino promedio, es más, a veces soy misántropo, así que me cago en los seres humanos y sus banderas, símbolos que, paradójicamente unen y desunen.
Hay pocos casos parecidos, puedo citar un show de Malmsteen en Brasil (donde tocaron el himno de Estados Unidos) y el de Deep Purple con la sinfónica en el Luna Park, pero estos serán ampliados en algún próximo posteo.

Santiago "Enfermo" Pogonza
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Tratando de que el árbol no nos tape el bosque

Ayer ocurrió, en el recital de Iron Maiden, algo delicado. Más allá de la perfomance de los ingleses se destaca el hecho de que, durante el tema The trooper Bruce Dickinson flameó orgulloso la bandera de la “Union Jack” bandera de la unión británica. No voy a tocar este tema desde una postura orgullosa argenta, si eso hiciera estaría trabando la discusión en dogmas de carácter nacionalista. No obstante no deja de ser un detalle a considerar, si tomamos por “considerar” que no necesariamente haré una crítica sanguínea sino que trataré de abstraerme de mi condición de argentino.
La bandera flameada tiene algo más de 400 años de historia, y corresponde con la necesidad de la isla británica de unirse bajo el mismo imperio. Tal vez sea eso lo que resulte chocante del símbolo, el siempre presente imperialismo, más aun cuando en este mismo instante somos víctimas de ello al no poder disponer de nuestro propio territorio.
La misma es la mezcla resultante de la unión de la cruz de San Jorge, la cruz de San Andrés y la cruz de San Patrick (o San Patricio, el santo de la birra para muchos…), esta última cruz fue añadida en el siglo XIX. Según la embajada británica la misma ha sido utilizada para reflejar tanto sea la unión británica, como la música de los sesenta, el futbol y hasta la moda. Recuerden que la Spice Girl Geri Halliwell usó un vestido con esa imagen… y sobre todo la política de derecha (dicho por ellos mismos eh). Política de derecha que me recuerda a los barquitos piratas y sus intenciones. En fin, hoy releyendo un viejo ejemplar de la desaparecida revista “Epopeya” me encuentro con un decidido Cesar Fuentes Rodríguez criticando la silbatina generada en la misma circunstancia en 2001. Esto no es más que una posición, lo que más me llamó la atención fue la ilustre soberbia letrada al decir que “sobrevaloramos” los símbolos, tratándolos de mediocres, pasados de moda y no sé que otras barrabasadas (César, si no recordás tus propias palabras tengo el ejemplar, te lo paso ;). Pues bien, mi querido amigo, los símbolos tienen el poder de la síntesis de ideales y sentimientos, me imagino a este personaje diciéndole a Belgrano “¿para que una bandera?, vamos así nomás sin nada a ver si nos confunden con un país bananero por llevar bandera, los símbolos están pasados de moda man”
Dicho esto, lo que ayer ocurrió no es una ofensa, ni mucho menos, pero tampoco es para pasar desapercibido. En un lugar en donde hay heridas abiertas mostrar el filo del cuchillo que las provocó (aún dentro del marco de una representación teatral) es al menos una falta de tacto y ubicación.
Espero estas palabras sean comprendidas en la verdadera intención que encierran y no sean tomadas al azar.

Rubén "Rottens" Rótolo
(considero, en esta ocasión, adecuado el dar mi apellido)
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Para terminar...

Con todo el respeto que me merece Lauren, pero la verdad que ayer al verla en el escenario me acordé de esta serie, y lo bien que hubiera andado la jóven Harris en ella...

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Nuevamente, Rubén editando.

Se vemo!


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