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Lo bueno de acá y algunas visitas

Jesus Martyr, Myseria y No guerra en el Surfest 3 en Gerli

Por Santiago Pogonza

Espectacular noche de metal se vivió en Grooveland, a cinco cuadras de la estación de Gerli, un paraje casi desértico del sur del conurbano. Hasta de día mete miedo, así que apenas bajé del tren empecé a correr hasta encontrar un camino iluminado, lo más cercano a un signo de civilización.
La primera banda que vi fue No guerra. Se nota que con el correr de los años fueron acelerando su propuesta, que antes estaba muy influenciada por Soulfly. Hoy suenan como los temas más thrashers de esta banda, y también como Machine Head. Desde la primera vez que los vi, hace ya cuatro años, me sorprendió lo fuerte de su entrega, siempre dan shows violentos (incluso, en Berazategui, una vez destrozaron un escenario).
Continuó Myseria, gente joven de la ciudad de Glew, quienes vienen tocando desde adolescentes. También noté una evolución en ellos, todos los integrantes mejoraron musical e instrumentalmente, y cuando en sus principios interpretaban thrash y ñu metal, ahora están entre el metalcore y el death, suma cuyo resultado es el deathcore (se habrán dado cuenta que me encanta rotular todo). Mariano pasó a encargarse totalmente de las voces, abandonando el bajo y los momentáneos coros, demostrando con soltura el dominio de una amplia gama de gritos y voces guturales.
Pasadas las 23 hs, llegó el turno del plato fuerte. Para recordarles a los colgados y desprevenidos, Jesus Martyr es una de las bandas argentinas más reconocidas en el exterior, realizaron un par de giras europeas y en Brasil. Siempre están a la vanguardia del estilo, cada vez más potentes.

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Esta noche tocaron como trío, ya que Martín Furia está viviendo en Bélgica. De todas maneras, Sebastián no dejó ningún hueco por tapar con sus seis cuerdas. Bruno también tuvo una excelente performance, demuestra que puede ejecutar partes complicadas con el bajo y seguir vocalizando sin perder la brutalidad de su voz, que en las tablas suena hasta más grindcore que en los discos. Eduardo en la batería (alumno de Marcelo Castro, ex Ritual y actual Embodiment) sigue demostrando que es uno de los mejores del país, aporreando los parches con velocidad y técnica, aunque esto no signifique una saturación de virtud en todo momento, ya que también incorpora medios tiempos y cortes donde la música lo necesita.
El reciente “The black waters” (2007) concentró la mayor cantidad de temas que se interpretaron aquí, iniciando con la intro instrumental “End of the era” y arremetiendo con “Moonvalley”, “Brethless”, “Seed of evil”, “What makes you burst”, “Hecatomb” y “Damn the Jesusmartyr”. Del viejo y glorioso “Sudamerican porno” (1997) hicieron “Next biological crisis” (un clásico, fue la tercer canción del setlist), “Nutritive soul” y “Carnivore”. De “The Jesus martyr” (2005) tocaron “Mercenario”, “African tour”, “In blood we trust” y “Fire to burn” (precedido por el terrorífico susurro “i see death people”!), pero no incluyeron “Domino fall”, aunque la gente la reclamaba cuando los músicos ya empezaban a desenchufar todo.
En resumen fue una espectacular presentación, el sonido fue muy bueno y parejo para todas las agrupaciones que vi, y Jesus martyr dio cátedra de cómo seguir siendo modernos y actuales sin dejar de ser extremos. Entre nosotros, un grupo del primer mundo.

Un viejo thasher en Argentina
Joey Belladona, el ex Anthrax en Argentina

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¿Alguien esperaba la visita del errático Belladona por aquí? Yo no, sinceramente, es más, creo que al grueso del poblado metálico local, salvo a algunos religiosos del thrash, le debe chupar un huevo esta noticia. Ignoro como se compondrá específicamente el setlist, aunque es de esperar que haga en su mayoría canciones de Ánthrax, intercalando algunas de su ignota carrera solista. Grabó por su cuenta “Belladona” (1995), “Spells of fear (1998), “03” (2003, ahí se mató con el título) y “Artifacts I” (2004, un rejunte). Incluso hizo un par de giras por su país, pero limitado a pequeños clubs norteamericanos.
El cantante, que ahora tiene 47 años, ingresó en su banda madre en 1984, reemplazando al vocalista original Neil Turbin. Dejó su voz (particular, para el estilo) en discazos como “Spreading the disease” y “Among the living”, y se fué por varios motivos (no me pregunten cuáles) en 1992.
Después de una fallida tratativa de reunión a fines de los 90s, que no se pudo dar porque el flequilludo pedía mucha plata, el plan funcionó en 2005, cuando instigados tal vez por Sharon Osbourne los neoyorkinos volvieron a tocar con él y Dan Spitz (el viejo violero). Pero la aventura culminó a principios del 2007, renunciando Joey definitivamente. Encima, entre la confusión (por lo menos mía) de todo ese momento, Rob Caggiano y John Bush ya no estaban en la banda, sin ser oficialmente desterrados. Este último no quiso ocupar nuevamente la vacante en las voces, ya que opinó, con lógica, que sería un bochorno muy grande, y se dedicó a ser el locutor de las publicidades de Burger King (espero que no le hayan pagado con cupones de descuento o hamburguesas).
Aparte de la infaltable fecha en Capital, Belladona también entonará sus agudos (si es que ahora le da el cuero) en Rosario, con teloneros ya confirmados.

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Dark Tranquility en Buenos Aires

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Por fin señores, se dio la posibilidad de que venga a nuestro país una de las bandas creadoras del death melódico. Dark Tranquility comenzaba su carrera a principios de los 90s, a la par de At the gates, dotando al death metal de melodía (al estilo de Iron Maiden) y de otros tópicos que marcaban una gran diferencia con sus compatriotas de Estocolmo y con los norteamericanos, que sólo hablaban de pudrirse lentamente, coger con niños muertos y matar cristianos. Y fue un principio bien under, ensayando en el garage del padre de Anders Friden, el primer cantante (que luego se unió a In flames). De hecho, el siguiente y definitivo vocalista, Mikael Stanne, junto al batero y los guitarristas eran amigos que vivían en la misma calle. Con el tiempo fueron perfeccionándose en lo suyo, haciendo que la banda resalte incluso entre las de su propio estilo. Sin dejar de ser extremos, lograron mantener el balance perfecto entre la agresividad y la melodía, fruto de extensos meses de composición y preproducción de las canciones, antes de llegar a su respectiva grabación. Esa dinámica de trabajo permitió que cada lanzamiento sea particular, y que disco a disco evolucionen productivamente, incluyendo teclados o voces limpias, según la música lo necesite.
Siempre hubo comparaciones con In flames, la tercer banda del génesis del estilo de Gotemburgo, pero esta no tenía tanta brutalidad y técnica como ellos, siempre fue más “accesible”, y por la tanto, más popular. De todas maneras, miembros de ambas agrupaciones niegan cualquier tipo de rivalidad.
Así que, muchachos, tendremos pronto a Dark Tranquility, presentando su último disco “Fiction” (2007), resta decidir si vamos a hacer pogo a full o si observaremos estáticamente la intrincada ejecución de los suecos (y prendamos velas para que vengan los otros dos “mostros”).

Santiago “Enfermo” Pogonza
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Pronto mas novedades...

Rubén "Rottens" Rótolo

Producción y realización general

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